Cuando hablamos de fatiga crónica o de fibromialgia, nos referimos a cuadros patológicos relativamente modernos y muy invalidantes, que en las últimas dos o tres décadas afectan cada vez a más personas, especialmente mujeres. El tratamiento convencional para estas enfermedades pasa por diferentes estrategias analgésicas, desde consumo de antiinflamatorios, pasando por opiáceos, incluso por antidepresivos. Estrategias químicas que intentan controlar el eje neurobioquímico del dolor, con un éxito más que relativo. En la actualidad estas enfermedades justifican una invalidez laboral permanente en muchos países occidentales.
Desde un punto de vista funcional estas enfermedades son el resultado de unos niveles extraordinariamente bajos de energía. La fatiga es un mecanismo de supervivencia que nos hace descansar cuando los niveles de energía (intracelulares) disminuyen, muy cerca del mínimo necesario para mantener una célula con vida. La energía en las células se produce a partir de oxidar glucosa en unos orgánulos llamados mitocondrias, por este motivo estas enfermedades se denominan enfermedades mitocondriales funcionales, porque las mitocondrias dejan de producir energía o bien no lo hacen eficientemente.

La acidez en el cuerpo es inevitable, el ayuno lo disminuye
Cuando producimos energía, básicamente, transformamos la glucosa o las grasas simples y el oxígeno en ATP (energía) y agua (H2O) o bien en combinaciones diferentes del O (Oxígeno) e Hidrógeno (H) también el Nitrógeno. Cuanto menos eficientes somos, al producir energía producimos más radicales libres (combinaciones de Hidrógeno y Oxígeno diferentes al agua), e iones hidrógeno libres que al aumentar su concentración generan la acidez. Esta producción de radicales libres e iones/hidrógeno se producen inevitablemente al producir energía, y cada vez más según vamos envejeciendo. Lo que hace el organismo es bloquear la producción de energía cuando la carga tóxica del organismo es alta, bloqueando “parcialmente” la producción de energía para evitar seguir sobrecargando el “sistema” con estos radicales libres y moléculas acidificantes. Esta sobrecarga ácida es la causa de que a las personas aquejadas de estas enfermedades les duela “todo el cuerpo” ya que esta sobrecarga ácida forma cristales que se depositan en los tejidos como los músculos y los ligamentos que duelen al presionarlos y al hacer funcionar estas estructuras.
Tras el ayuno, la sintomatología de la enfermedad mejora claramente por dos motivos: uno la estimulación que el ayuno produce de los mecanismos antioxidantes y antiinflamatorios fisiológicos y en segundo lugar, gracias a la depuración que tiene lugar en el organismo.
Otro aspecto que está íntimamente relacionado con estas enfermedades es la presencia de electrolitos en el líquido orgánico, por eso sin padecer estas enfermedades podemos estar cansados por tener una baja cantidad de electrolitos en los líquidos orgánicos. Este hecho lo podemos constatar midiendo la acidez o la conductividad de la orina. Personas que posiblemente beban mucha agua, pero, sin electrolitos y por lo tanto al sudar y orinar se pierden electrolitos que no se reponen, por eso es aconsejable en esos casos incluso durante un ayuno beber agua con zumo de limón, bicarbonato, sal marina y miel (o bien comprar suero oral en una farmacia). De este modo bebemos un agua con electrolitos y la sintomatología irá remitiendo progresivamente en unas pocas semanas, aunque los primeros dos o tres días el cuerpo experimentará algunos cambios como por ejemplo se hinchará hasta que elimine la mayor parte de las toxinas que contiene el organismo.
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Recurrent circadian fasting (RCF) improves blood pressure, biomarkers of cardiometabolic risk and regulates inflammation in men. Alam I, Gul R., Chong J, Tan C, Chin H, Wong G, Doggui R, Larbi A. Journal of Translational Medicine, 19 Aug 2019, 17(1):272
https://europepmc.org/article/med/31426866
The effect of fasting status on lipids, lipoproteins, and inflammatory biomarkers assessed after hospitalization for an acute coronary syndrome: Insights from PROVE IT–TIMI 22. Clinical Cardiology. Dylan L. Steen Amarachi A. Umez‐Eronini Jianping Guo Naseer Khan Christopher P. Cannon. First published:28 December 2017.