Como ya hemos mencionado en varias ocasiones, el ayuno puede tener una serie de beneficios para la salud, entre los cuales también destaca lo de adelgazar. Sin embargo, y como toda práctica, no está exento de riesgos.
En este artículo, te explicamos algunos de los efectos secundarios más comunes del ayuno, así como algunos de los casos en los que está contraindicado, para que puedas tomar una decisión informada y para que, en caso de decidirte a realizarlo, puedas hacerlo mitigando los problemas en la medida de lo posible.
Efectos secundarios del ayuno
A pesar de que es importante conocer cómo hacer un buen ayuno antes de iniciarse en la práctica, es casi inevitable que aparezcan uno o más síntomas adversos. Entre estas reacciones físicas del cuerpo, encontramos:
Hambre
Es quizás la señal más característica del ayuno durante sus primeras fases: experimentar un aumento de las ganas de comer.

Esto es algo perfectamente normal que está ocasionado por la menor ingesta (o la ausencia completa) de comida y que debería mejorar de manera progresiva a medida que se avanza en el ayuno.
Sin embargo, no todas las personas experimentan hambre durante el ayuno: en nuestros propios retiros, más del 90% de las personas no pasan hambre al hacer nuestros ayunos.
Consumir una gran cantidad de vegetales, asegurar una ingesta adecuada de proteína, beber suficiente agua, mantenerte ocupado con el trabajo, hobbies o cualquier otro tipo de actividad y evitar tener comida tentadora en casa, son algunos consejos útiles que te ayudarán a mitigar el hambre y las ganas de comer.

Deshidratación
No beber suficiente agua y/o no consumir alimentos ricos en agua durante el ayuno puede llevar al cuerpo a un estado de deshidratación.

El remedio es simple: asegúrate de beber suficiente agua durante el ayuno. Como regla general (muy general), bebe un mínimo de 2 litros/día.
Cansancio
Es natural sentirse con menos energía durante las primeras fases del ayuno. Esto se debe a que el cuerpo está funcionando, literalmente, con menos energía (por la menor ingesta de comida). Más aún, el ayuno puede alterar los ritmos de sueño y causar insomnio, ocasionando una mayor sensación de cansancio.
La solución: además de asegurarte una buena alimentación y de mantener una hidratación adecuada, procura dormir lo suficiente y mantener un horario de sueño regular para que tu cuerpo se adapte al ayuno lo más rápidamente posible.
Dolor de cabeza
La cefalea puede estar ocasionada por la deshidratación, la alteración de los patrones de alimentación y/o de sueño, la liberación de hormonas relacionadas con el estrés, u otros factores.
Siguiendo el resto de consejos de este artículo y teniendo un poco de paciencia durante el período de adaptación, es probable que los síntomas no tarden en desaparecer.
Irritabilidad

Aunque esto es algo que depende mucho de la personalidad de cada individuo, la combinación de hambre, deshidratación, cansancio, falta de sueño y algunos otros factores, pueden producir un estado de irritabilidad en las personas.
Prácticas de relajación y meditación, paciencia durante el proceso, recordar que es normal, y atención a los momentos en los que pierdes el control, son algunas de las mejores medidas para manejar momentos de irritabilidad.

Halitosis

Debido a la falta de alimentos durante largos períodos de tiempo, el cuerpo empieza a recurrir a otras vías metabólicas para obtener energía. Una de estas vías es la cetogénesis (es decir, la producción de cuerpos cetónicos). Estos compuestos pueden causar mal olor si se acumulan en cantidades elevadas.
Para solucionarlo, bebe suficiente agua, mantén una buena higiene oral (lavándote los dientes con frecuencia, enjuagándote la boca con colutorio, haciendo uso del hilo dental…) y sé paciente: el mal aliento puede mejorar a medida que el cuerpo va ajustándose al nuevo patrón de alimentación.
Escalofríos
Aunque pueden producirse otros efectos secundarios del ayuno, es importante prestar atención a señales de alarma que podrían indicar que algo no va bien: si experimentas síntomas frecuentes como diarrea, náuseas, mareos, vómitos… y estos síntomas no se van con el tiempo, detén el ayuno y busca atención sanitaria.
¿Para quién es el ayuno?
El ayuno, como toda práctica, puede estar recomendado para algunas personas, y puede no estarlo para otras.
Para responder a la pregunta “¿para quién es el ayuno?”, diferenciamos entre contraindicaciones absolutas y contraindicaciones relativas del ayuno:
Contraindicaciones absolutas
Son aquellas en las que el ayuno no está recomendado de ninguna manera por la gran probabilidad de riesgo que puede suponer para las personas que entren dentro de esta categoría.
Casos de contraindicaciones absolutas incluyen:
- Personas con diabetes tipo 1: sin embargo, en algunos estudios se observan mejoras del control de la glucosa y la insulina después de un período de ayuno. Por ejemplo, el reciente estudio de de Toledo et al., 2019. Se necesita más evidencia antes de poder llegar a una conclusión definitiva sobre el ayuno y la diabetes de tipo 1.
- Mujeres embarazadas.
- Personas con desórdenes alimenticios como la bulimia o la anorexia.
- Pacientes que siguen un régimen de medicación agresivo.
- Pacientes con miopatía.
- Personas con anemia severa.
Contraindicaciones relativas
Son aquellas en las que el ayuno podría estar contraindicado, pero no tiene por qué.
Dicho de otro modo, las contraindicaciones relativas indican casos en los que el ayuno podría tener efectos negativos, neutros o positivos.
Algunos ejemplos de contraindicaciones relativas incluyen:
- Niños y adolescentes: debido a que aún se encuentran en período de crecimiento, no se recomienda que niños y adolescentes practiquen el ayuno porque podría limitar su desarrollo.
- Personas mayores: la práctica del ayuno también podría comprometer una nutrición adecuada en personas mayores. Uno de los motivos es que el hambre va disminuyendo con la edad, y esto, unido a la naturaleza del ayuno, podría llevar a personas mayores a no consumir lo que necesitan para mantenerse sanos.
- Tensión arterial anormal no medicada: sobre todo en personas hipotensas, ya que el ayuno podría ocasionar una bajada de la presión arterial.
- Peso corporal bajo: no es recomendable que personas con un peso corporal demasiado bajo practiquen el ayuno porque estarían haciendo, en muchos casos, justo lo contrario de lo que deberían hacer (que es aumentar de peso).
- Personas enfermas: ante la duda y durante períodos de enfermedad, es mejor consultarlo con el médico (o con centros especializados en el ayuno) para evitar posibles incompatibilidades con el ayuno.
Si consideras que necesitas consejo para iniciarte en el ayuno, nosotros contamos con un equipo de profesionales que pueden aconsejarte, guiarte y resolver todas tus dudas.

Conclusión
Como prácticamente todo en la vida, el ayuno tiene su lado positivo y su lado negativo.
Es importante informarse bien y conocer los posibles efectos secundarios del ayuno, sus peligros, y los casos en los que esta práctica está contraindicada, a fin de poder tomar una decisión informada y minimizar cualquier tipo de riesgo.
Puedes leer más estudios científicos sobre el ayuno y de lo que se ha descubierto hasta hoy sobre esta practica, en nuestro articulo.
Como siempre recomendamos, es una buena idea acudir a un especialista si no poseemos el conocimiento y/o la experiencia necesaria para tomar una buena decisión.
Por ello, te invitamos a ponerte en contacto con nosotros si tienes cualquier tipo de duda.
Estaremos encantados de ayudarte.